ODISEA DE LA ESPECIE / ODISEA INCONCLUSA (Texto de G. S. traducido del Francés por Patricia Aguirre Gutiérrez)


Hasta ahora, consagrada a la exploración dolorosa de la materia telúrica en sus diversas formas de existencia, el trabajo de Constanza Aguirre con «Anonimos, olvidados desaparecidos aparecidos» y «Quieren carne de Hombres», se fija una nueva exigencia : la de dar cuenta del proceso de liberación de la materia humana, de su humanización, en el sentido original del término.

«Anonimos...» deja entrever un momento de génesis, el pasaje de lo mineral a lo humano. Líneas acotando geografías, sombras de rostros adquiriendo una primera visibilidad. Aparecen poco a poco... Surgidos de la noche de los tiempos o de las profundidades de lo social, inválidos de singularidad e intermitentes de humanidad. «Anonimos...» es el espejo de un evento y el presentimiento de un advenimiento. «Quieren carne de Hombres» da vida a la dinámica potencial de «Anonimos...».

Esa exigencia que habita la obra de Constanza Aguirre, en «Quieren carne de Hombres» la estructura : es la puesta en pintura de una humanidad en pleno ejercicio político. Esta última entrega de la pintora confirma el desafío primero ; o mejor, Constanza Aguirre se impone construir una respuesta global a esa exigencia. Esta tarea porta en sí una apuesta : la de evidenciar un proceso – que revela el tiempo largo del génesis – y a la vez un fenómeno de eclosión – inscrito en el tiempo corto del nacimiento –. Encarna la unidad profunda de una realidad y expresa la irreductible singularidad de cada uno de esos momentos.

Para revelar este reto, Constanza Aguirre se impone como principio de su trabajo, una rigurosa economía pictórica, cromática y material. La silueta como motivo, a la vez único y múltiple : la dualidad cromática como telón general de representación : el cuadro como soporte material unitario, conforman las realidades cardinales de esta obra. Una alquimia hecha de la declinación de cada elemento y de la multiplicación diversa de sus relaciones, da nacimiento a una lengua que a la vez funda expresando la unidad del objeto y es significado de sus componentes.
Si lo general no existe sino a través de lo particular, este particular no puede vivir sin lo general... magia de la lengua y secreto del logro de Constanza Aguirre.

En una primera fase, minúsculas siluetas negras se multiplican en longilíneos paneles blancos. Esas siluetas figuran fetos cuya aglomeración conforma progresivamente una masa humana todavía sin identidad. La fragilidad de los soportes (papel), refuerza el carácter embrionario, más aun, precario, de esa humanidad en gestación. Sin embargo, si la dualidad cromática hace inscribir el movimiento dentro de un cuadro cronológico tan largo como lento, la inundación del blanco por el negro hace emerger el advenimiento de una realidad inexorable. El espectador, todavía exterior a la obra, sabe desde ya que una dinámica irreprimible existe, que un evento va a arribar... y que él será afectado...

En un segundo tiempo el crecimiento de la silueta libera un fuerte potencial semántico : su carácter desencarnado figura la abstracción ciudadana, su multiplicación permite la puesta en escena del Pueblo. La dualidad de colores genera una fuerte tensión, expresa un enfrentamiento ; mas inexorablemente el roja toma el paso sobre el negro y una fuerza se instaura, un desenlace se dibuja. Cada panel funciona como un plano secuencia y su sucesión produce una dinámica que acelera sin descanso... Así, una convicción se impone : no solo el Pueblo ha invadido la pantalla sino que él mismo se da la fuerza para lograrlo... Para el visitante, una curiosa inversión se produce, el objeto de su mirada se vuelve activo, la obra lo fija y lo interroga : Qué decisión tomaría si el pueblo, como el cuadro lo presenta, irrumpe con ímpetu en la realidad...

Con «Anonimos, olvidados desaparecidos aparecidos» y «Quieren carne de Hombres», Constanza Aguirre propone una ópera pictórica en dos tiempos – diferenciados por su intensidad – y deja ver, tanto en el tiempo largo de la historia como a través del espacio desigual de la sociedad, un movimiento irresistible de humanización : la auto producción del Pueblo.

Estos dos opus son a la vez singulares y complementarios y nos llevan a la extraña frontera entre la figuración y la abstracción, ubicando constantemente al sujeto – individuo o Pueblo – entre lo singular y lo plural. Esta construcción ofrece una significación universal a estos dos opus : no se trata de «una» historia, se trata de nuestra historia. De allí surge una interpelación : ¿ qué hacemos nosotros de nuestra historia y, sobre todo, queremos forjarla ? Esta estructura le confiere una dinámica de largo alcance : la historia no se detiene... sin duda una nueva obra de Constanza Aguirre nos dará cuenta de ello y ésta compondrá una trilogía de múltiples tiempos y movimientos...

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